Pescar con las Redes Sociales.

A ninguno se nos escapa que Internet está lleno de mierda. Un mar enorme, insondable, en el que flotan, como las reliquias de un barco hundido, zurullos venidos de las más diversas latitudes.


Por mucho respeto que nos de el agua, cerrarse en banda, mirar hacia otro lado y tratar de convencerse de que no lo necesitas es de necios. Un buen nadador sabrá bracear a la izquierda, esquivando el cartelito brillante que nos profetiza la más hermosa de las vidas en pareja, luego a la derecha, dejando atrás esa muchacha desinhibida que nos ofrece todo lo contrario; sumergirse después, buceando tres metros para alejarse de un par de ofertas de créditos con ventajosas condiciones y un par de cientos de anuncios de pastillitas azules, y reaparecer allí, a 20 metros de la costa, donde la distancia casi no permite ver las ofertas de vendedores de crecepelo y alargadores de pene, allí donde el mar permanece en calma y de un seductor color turquesa. Internet es un arma poderosa, y las redes sociales un fantástico caladero en el que nadan millones de lectores de los más variados husos horarios.

Las redes sociales son una magnifica forma de dar a conocer vuestra obra, y quitando dar la plasta a amigos y familiares, la más barata. Un mar preñado de preciosos atunes que nos permite empezar a construir nuestra almadraba sin tener que rascarnos el bolsillo.

Si ya has recolectado un cesto lleno de “lo sentimos pero su novela no concuerda con nuestra línea editorial” y crees que es el momento de proceder a darle forma a la autoedición de tu novela, deberías de comenzar a zambullirte en las desconocidas aguas de las RRSS.

Las redes no discriminan a nadie, son enormes, y no entienden de fronteras, lo que para nosotros, escritores en habla hispana, es fantástico, porque no olvidemos que más allá de Finisterre nos esperan cientos de millones de personas con las que compartimos idioma; además sea cual sea la temática de tu novela tendrás público, están plagadas de gente y por descontado que hay gente con gustos para todo.

Una vez puesto el traje de baño y decididos a remojarse, lo primero sería crearse un blog. Ya que somos escritores, tener un espacio donde publicar nuestros artículos, nuestras reflexiones, nuestros ensayos y mostrárselos al mundo, parece lo más sensato. Tanto Blogger como Worldpress tienen plataformas gratuitas y muy fáciles de utilizar, hasta un calamar puede crearse su propio blog. Recomendaciones las justas: Ser tú mismo, publicar contenido original, tener cierta cadencia en la publicación y ya que alardeamos de escribir, cuidar ortografía y gramática.

Ahora llega el momento de remojar los pies, de tener el primer contacto con el agua, extender los tentáculos y conseguir seguidores, atraer gente a nuestro blog, gente que lea tus post y en un futuro cercano pueda acercarse al chiringuito y pedir un ejemplar de tu novela.
Para ello Twitter puede venirnos con anillo al dedo. Crearos un perfil, completar los campos de la biografía y elegir una foto chula. A partir de aquí todo consiste en resumir reflexiones en 140 caracteres, comenta publicaciones de otros usuarios, retuitea, marca favoritos…hazte seguidor de quien consideres que lo merece…interacciona en definitiva, verás como poco a poco el número de personas que te siguen crece.
Si el agua ya llega a la linea de la cintura es el momento de dejar de dar saltitos y promocionar tu obra, tampoco se trata de pasarse con el autobombo y llenar la costa de anzuelos, pero la gente tiene que saber que tenemos una novela disponible. Para la promoción Facebook es el rey, una red enorme en la que ya no estamos limitados por un número exiguo de caracteres. Añade a tu perfil una fan page desligada, donde volcaremos toda la información sobre nuestra vida como escritores y como no sobre nuestra obra. Es el lugar para ensayos largos, presentaciones literarias, desglosar textos, en fin de mostrar un trocito de ti y de tu obra a futuribles lectores.

Si te consideras preparado para respirar hondo, lanzarte en plancha y empezar a bracear es que ha llegado el momento de Google + . Aquí os recomiendo encarecidamente participar en las comunidades literarias, ahí podréis colgar vuestros escritos y leer los de los demás. Un toma y daca en el que muchos os leerán. Tiene la ventaja de que todo el que pertenece a una de estas comunidades es aficionado a la lectura, con lo cual el “target” se reduce.
Otras redes como Linkedin también pueden sernos de utilidad para obtener contactos de tipo profesional, maquetistas, editores…libreros. Otras como Istagram, en nuestro caso que esperamos vivir de las letras tienen difícil uso, porque solo dejan subir fotos, aunque seguro que si eres un consumado nadador, experto en mareas y corrientes seras capaz de sacarle jugo.

Perfumar vuestra novela con un final apoteósico.

Conseguir un buen final es uno de los trances más delicados a los que nos enfrentamos al discurrir por el embarrado camino de la escritura de novelas.
Si bien en las novelas todo lo que nazca en la imaginación del escritor, y sea susceptible de plasmarse en palabras, tiene cabida, más te vale exprimirte la sesera y conseguir un final que huela a éxito, que cierre completamente la novela, sin cabos sueltos y cuya lógica no sea discutible. El lector quiere dar el libro por terminado y no esperar con la boca abierta a ver si detrás de la pausa televisiva echan otro capítulo de Walking Death mientras se pregunta: ¿Se ha “acabao” o echan otro? 

Es relativamente fácil cerrar una novela con un “y fueron felices y comieron perdices”, de hecho hay millones de ellas en las que el detective atrapa al ladrón y finaliza la novela con un “chimpún” nunca mejor dicho: “de libro”. Todos estamos de acuerdo en que lo lógico es que así sea, además lo de la moralina de que el bien prevalece sobre el mal nunca deja de estar de moda; pero lo cortés no quita lo valiente y los finales previsibles huelen a rancio. No estaría de más darle una vuelta a la historia; ¿acaso no sería más impactante un “y fueron infelices y se los comieron las perdices”…o incluso un stephenkiniano “y fueron perdices y se comieron a los felices"...?

Hay que ser conscientes de que en esas últimas hojas te juegas el veredicto de la novela y pese a tener a Mónica Naranjo, a Bustamante y a Llaser ensimismados con tu actuación, como el colofón no esté a la altura te vas a encontrar con una valoración mediocre, una palmadita en la espalda y una invitación al “siga jugando” similar a los de los "rasca y gana".

El final de la novela debe de ser más enérgico, intenso, sutil y embriagador que tres gotas de Chanel nº5 deslizandose por la piel de Marilyn Monroe.

Para ello los grandes escritores dedican casi 100 páginas a prepararse el terreno, para, al igual que logro Patrick Süskind con su best seller “El perfume”, hacernos pasear a través de su protagonista, Jean-Baptiste Grenouille por el “evanescente reino de los olores”.
El truco está en ir mezclando el ilang-ilang de las Comores y el jazmín de grasse, de aroma floral y afrutado; con otros ingredientes como rosas de mayo, nerolí de Grasse, vainilla de Bourbon, vetiver Bourbon y sándalo e ir removiéndolos con tino, hasta que cuando resten aproximadamente 5 páginas, y las papilas olfativas del lector estén sugestionadas a tope, llegue el momento de pulverizarles nuestro Chanel Nº 5. El perfume más grandioso que hayan olido jamás.


Süskind al igual que la casa Chanel con “el animal más bello del mundo” también bautizó de Chanel Nº 5 a su personaje, construyendo un final apoteósico, sorprendente que mezcla con maestría la previsible moralina de la superioridad del bien sobre el mal con un desenlace impresionante:

Grenouille es condenado a morir lentamente, descoyuntado por una barra de hierro. Sin embargo, el día de la ejecución se impregna en su último perfume y la multitud que presencia su ejecución embriagada y enloquecida por la fragancia de amor que surge de Grenouille terminan por pedir su indulto al tiempo que sucumben en una gran orgía.

Con un final como éste cualquier escritor se daría con un canto en los dientes, pero aún hay más, Süskind todavía guarda unas gotas más de ambarina esencia que hacer rodar por la piel tersa y suave su Marilyn.
Grenouille, a pesar del indulto, se siente decepcionado, ya que el perfume hace que la gente lo ame mientras que él es incapaz de sentir o mismo. Finalmente vuelve a París, al mercado que lo vió nacer, y se mezcla con las gentes del lugar. Una vez allí, vacía todo el frasco de perfume sobre su cabeza, provocando que miserables, pordioseros, prostitutas y criminales, se lanzen sobre él enloquecidos y al grito de: ¡Es un ángel!, terminen por devorarlo, borrándolo completamente de la faz de la tierra y volviendo después a sus casas imbuidos en un sentimiento de extrema felicidad.

Un final apoteósico que catapulta la primera novela de Patrick Süskind, El Perfume, hasta el olimpo de los dioses.




Sobre este blog

Blog personal del escritor Fernández del Páramo. Un espacio digital creado para dar a conocer su obra y compartir impresiones con sus lectores.