Otro pequeño consejo para grandes escritores:

Vamos con otro pequeño consejo para grandes escritores. En mi anterior post hablamos de la necesidad irrenunciable de leer si queremos escribir. Si la recomendación de entonces me resultó obvia, ésta ha conseguido sacarme los colores: Para llegar a ser un buen escritor hay que escribir mucho.
Parecen "Las Lecciones Coco", pero es una verdad como un puño, un puño cerrado, cargado de fuerza y del tamaño del Kilimanjaro.

Al igual que los grandes deportistas entrenan a muerte modelando hasta el último músculo con la sola intención de optar a la victoria, nosotros también tenemos que sufrir. Si aspiras a ver tu novela publicada tienes que luchar a brazo partido contra fuerzas tan poderosas como la pereza, la rutina o la desesperación. Muchas de vuestras hojas acabarán arrugadas en la papelera, pero eso no ha haceros desistir, escribir una novela es una carrera de larga distancia. Hay que mantener el ritmo pase lo que pase, ya llegará el tiempo de meter el codo, de poner el pie en la puerta, de esprintar para cruzar la meta. Os lo repito, tenemos que 
sufrir para entrar en primera posición. 
La competencia es feroz y el segundo es el primero de los perdedores.

No se trata de forzar hasta que nos explote el túnel metacarpiano, sino de practicar el oficio, de mantener nuestra curva de potencia siempre arriba.

Fiódor Mijailovich Dostoievski, famoso por ser un hombre de comportamientos compulsivos, que se reflejaban en sus recurrentes ataques de ira, sus fallidos matrimonios, sus frecuentes escarceos sentimentales y su irrefrenable pasión por el juego (El Jugador) llegó incluso a renunciar a un trabajo medianamente bien renumerado para sumar tiempo en favor de la escritura.

Por apetitoso que nos resulte ese estilo de vida no es recomendable imitar a Fiódor, porque no creo que la inspiración, que todos los escritores esperamos como los labriegos al agua de Mayo, aparezca mientras que, encerrados entre cuatro paredes, el estómago ruge como un dragón y un ejército de “cobradores del frac” acampa a las puertas de nuestra morada.

Lo nuestro se trata más bien de adquirir unas rutinas de trabajo (a poder ser saludables) que nos permitan entrenar con constancia nuestra pluma. No nos engañemos habrá días en prefiramos ser flagelados a sentarnos frente al papel en blanco, que estemos taponados, que la musa de la inspiración no se avenga a visitarnos, pero como un hombre sabio dijo una vez: “que la inspiración me pille trabajando”.

En mi caso, aparte del segundo tomo de Crónicas de los Reinos Olvidados, tengo varios proyectos (algunos aparcados, porque no acaban de coger impulso y se obstinan en no llegar a puerto) girando por mi cabeza. Además para esos días negros en que no eres capaz de sacar ni una línea decente tengo los blogs o un buen puñado de textos para corregir.

En definitiva para llegar a ser un buen escritor hay que disfrutar de la escritura en general, dedicarle tiempo, disfrutar, y sentir la actividad tan propia como el café del desayuno. Que sólo soñar con escribir de cara al mar una mañana de frío y luminoso sol de invierno, con la ligera brisa del mar enfriándonos el rostro mientras el café fuerte e intenso nos calienta por dentro se nos antoje la experiencia más gratificante del mundo.

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Sobre este blog

Blog personal del escritor Fernández del Páramo. Un espacio digital creado para dar a conocer su obra y compartir impresiones con sus lectores.