Escribir como catarsis.

"Catarsis: Purificación, purga, eliminación de los sentimientos o recuerdos que provocan un desequilibrio

Escribir para purificar el alma, para dejar atrás recuerdos nocivos y sepultarlos bajo un montón de letras, para pasar página y dejarlos atrás.

Una vez racionalizado, el problema mengua, parece más sencillo de desentramar y se nos antoja más lejano. No deja de ser un hábito saludable plasmar sobre el papel lo que el alma siente, ayuda a dejar atrás preocupaciones y afrontar nuevos proyectos con una energía más positiva.

No creo que la técnica sirva para solventar problemas de grueso calibre o para disipar miedos cervales. Soy reacio a creer que Molly Jenninngs, por mucho que escriba sobre arañas, consiga olvidarse de "Arachnophobia" y se haga amiga de los bichitos de ocho patas, al igual que tampoco creo que, por mucho que Morrissey nos repita que “Everyday is like Sunday” logre alejar al mundo de la vereda de las autodestrucción y mucho menos consiga dar marcha atrás a la moviola para sacar una bola extra que ayude a unos a salvar la vida huyendo de entre las ruinas y a otros a salvar su alma separando el dedo del interruptor rojo que regó de muerte nuestras ciudades.


Sin embargo en mi caso sí que le saco utilidad, eso sí, a un nivel más doméstico. Si el hijo del jefe, un príncipe de camisa rosa y cuellos almidonados, me amarga la existencia hasta hacerme desear ser poseído por el síndrome de tourette, me resulta en extremo satisfactorio llegar a casa, sentarme frente al papel, y retorcer el cuento. Convertir al príncipe en rana y que la princesa en vez de devolverle la humanidad con un beso enardecido, preludio de una noche apasionada, decida prendarse de su mejor amigo y reventar al sapo aplastándolo con una maza de 25 kilos. Creedme si os digo que entre las páginas de "Crónicas de los Reinos Olvidados" hay asplastados más de un sapo.

Sota, caballo, rey…así funciona mi particular versión de la catarsis.

Nadie dijo que fuera un camino alfombrado, placentero de pisar, hay que bajar al barro, rebozarse en mugre, y muchas veces no valdrá solo con chapotear en el fango, a veces será necesario zambullirse y hasta tragárselo.

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Sobre este blog

Blog personal del escritor Fernández del Páramo. Un espacio digital creado para dar a conocer su obra y compartir impresiones con sus lectores.